Hace una semana publiqué la entrada ¿Qué es un videojuego?, desde ese día he querido matizar y quitar ciertas dudas sobre el termino “videojuego”. Con este matiz pretendo erradicar los prejuicios y los errores que se cometen en el sector de los videojuegos y que se repiten uno tras otro.
Antes de nada, volveré a señalar las características fundamentales de un videojuego:
- Juego electrónico
- Interactivo
- Requiere la utilización de un soporte visual
- Esencialmente lúdico
Y yo me pregunto, ¿Second Life es un videojuego? ¿y Dear Esther? Mi respuesta es un rotundo NO. Si analizamos una vez más las características fundamentales de un videojuego hay un error que se comete regularmente en el sector y es dar por hecho que lo que analizamos es un juego. Es decir, antes de nada nos tendríamos que preguntar este videojuego ¿es un juego?
Según la RAE, un juego es un:
«ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o se pierde»
Me gustaría resaltar un detalle: se gana o se pierde. Sí, en un videojuego se gana o se pierde, porque antes de nada un videojuego es un juego. Puede parecer obvio, pero en muchos casos esta obviedad nos empuja acometer errores.
Un ejemplo es Dear Esther.
Dear Esther (2012) es un mundo/entorno virtual localizado en una isla deshabitada llamada Hébridas. Allí el jugador/explorador virtual puede moverse y conocer los diferentes lugares de la isla a medida que va escuchando una serie de fragmentos de una voz en Off en los diferentes capítulos «entornos» que forman Dear Esther. La interacción es mínima. No tenemos ni objetivos, ni decisiones ni tareas por completar. Solo un mundo para explorar y así conocer la historia de Dear Esther. En Wikipedia lo definen como un videojuego de aventuras experimental. Mersitation también lo define como un videojuego experimental y le da una puntuación de 8/10 y en Metacritic «el gran referente del sector» obtiene una puntuación de 75/100.
Ahora en serio ¿de verdad consideráis Dear Esther un videojuego? Imagino que la duda proviene porque no tenemos otro nombre para estos «productos» «experimentales» y lo más fácil es ponerlo todo en el mismo saco.
Second Life no es un videojuego. Tampoco lo es Dear Esther, aunque sea «un poco» interactivo.
¿Vosotros que pensáis de todo esto?